Los vecinos de abajo insisten en su murga.
Creo que ensayan para un programa de la tele.
Otro, también abajo y atrás, se mata con Valeria Lynch y su Sr. Amante.
Intento que mi Claro de Luna ocupe un espacio propio.
Les voy a tirar mi Claro de Luna por la cabeza, tal vez con un buen balde de agua fría.
Beethoven sufre.
Y yo más.
Mientras, mi estómago protesta contra las inclemencias del tiempo.
Valeria contra Ludwig.
Vaya batalla campal se está armando en este rincón del mundo.
Pedro Páramo
Hace 8 años.
4 comentarios:
...mientras que por acá, las fiestas populares (pan y circo) pueden mas que la lógica del silencio y el respeto al buen vecino; algunos ellos pusieron una instancia judicial para que los carnavales de una semana se celebren en un lugar mas adecuado que alli donde otros duermen, la justicia les dió la razón y el gobierno entonces, derogó las leyes permitiendo a las fiestas populares celebrarse sin limite de decibeles en sus lugares tradicionales!!!
Y aqui en España hay mas fiestas populares que dias laborables... eso sin contar con vecinos molestos, que los hay...
Extraño el silencio de los bosques australes..no sabes cuanto.
besos
Entiendo...
de todas maneras preferiría yo mil veces estar en Schamann escuchando el ruido del viento que en esta calle de este barrio de esta ciudad que cada día me gusta menos.
Beso grande!
pues yo, en cambio, escucho ese piano y se me abre una ventana de esa casa llamada memoria y empieza a desfilar susanita con el movimiento elegante de sus manos sobre las notas, y luego doña Berta con sus deditos torcidos intentando acertar de oídas la nota justa y veo también unas zapatillas rosa de punta gastada y entonces vuelvo a escuchar ese piano que a estas alturas creo que se confunde con los latidos de mi corazón
Fachu
Por eso mismo lo puse Fa.
Te quiero mucho.
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