martes, 11 de noviembre de 2008

Querer Asir


Para que el pensamiento del No Querer Asir pueda romper con el sistema de lo Imaginario es preciso que yo llegue a dejarme abandonado en algún sitio fuera del lenguaje, en lo inerte, y, en cierta manera, lisa y llanamente:
sentarme. (...)
No querer asir el no-querer-asir; dejar venir (del otro) lo que viene, dejar pasar (del otro) lo que se va; no asir nada, no rechazar nada: recibir, no conservar, producir sin apropiarse. O bien: "El Tao perfecto no ofrece dificultad, salvo que evita elegir."

Que el No-Querer-Asir quede pues irrigado de deseo por ese movimiento riesgoso: te amo está en mi cabeza, pero yo lo aprisiono tras de mis labios. No profiero. Digo silenciosamente a quien no es ya o no es todavía el otro: me contengo de amarte.

Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.

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