El perfume de las sonrisas
abrazo desmedido
griterío puro atravesando el galpón
otra vez nuestro
la sala llena
de caras amigas
arriba y abajo de la escena
un misterio y un delirio
entrecruzan las palabras
vagas que inundamos
en la escalera
mientras ellos
amenazan con irse
y llevarme
(por suerte)
al paraíso taxístico
viejo conocido
Francis y Pablo
discurren los pormenores
del cerdo patagónico
arriba de la mesa
y la mujer del loco
se hace la loca un poco
Mientras vuelvo a casa
la luna cuelga del balcón
no nos llueve París hoy
pero Buenos Aires
exuda albores nuevos
y arde
en el aire
de ésta
y todas las noches.
Pedro Páramo
Hace 8 años.
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