Cómo se extraña lo que no se tiene?
Cómo se extraña lo que no está o no estuvo nunca.
Lo que duró dos días, un rato, una esquina, un hielo
de una noche un agua mineral una ventana al río.
Cómo se extraña una sonrisa que parece haber nacido
para estar enfrente, al lado, detrás de la mesa.
Cómo se extraña un cuerpo que se entrega
y que sabemos tocar o darle vueltas como si
en realidad fuera nuestro.
Cómo se extraña una mano franca, una mano que sí se
abre una mano que viene y se posa sobre la cama o
sobre mi cabeza así, tan suave tan leve.
Tanto que me hace dormir.
Cómo se hace para pensarte tanto
a través de un avión a través de una ventana de un
paisaje de una despedida o una bienvenida.
Cómo se hace para que esta sea una nueva bienvenida.
Después de pesados vericuetos
tus miserias mis esperas
tus ausencias mis temores
tu no saber estar
mi no saber irme.
Cómo se te extraña tanto desde acá. A vos, allá.
Errante siempre detrás de no sé qué.
Colándote entre sueños, avisándome advirtiendo
contando.
Siempre estás.
Con esa boca y esa mueca de niño.
Así aparecés y así sorteás obstáculos y así
atravesás mis paredes y entrás, acá.
Acá donde estás ahora, más allá de un lugar
de una historia de un pasado.
Acá.
En esta vida este espacio un tiempo que tocamos con
los ojos cerrados.
Un tiempo que trasciende tal vez el tiempo los mares
los minutos juntos el dormirte al lado tu cara sobre
la almohada las espadas que tirás sonriendo
agrandando tu cuerpo queriendo algo más.
Cómo se extraña lo que no se conoce del todo pero
tal vez sí.
Tal vez sí.
