ya cuando no esperaba
más que silencio
y más silencio
cuando hablaba con otros
de otros
cuando no aparecías
ni en mis sueños
ni despierta
cuando tu nombre se me confundía
en onomatopeyas y apodos
que te minimizaban
o maximizaban
alternadamente
cuando estaba empezando a olvidarme
de tu olor
la forma en que pronunciás la letra L
tu cuerpo grande
esa mirada
cuando ya pensaba
en otras personas
y otras cosas
que ni la voz te reconocí por teléfono
y hasta te saqué un te quiero
que no entendiste cómo
ni porqué se escupió de tu boca terca
tu boca tosca y poco abierta
boca que quita, que acapara y guarda
casi todo
y más también.
No te reconocí
con lo que me querés
no te reconocí
Otra vez pregunto para qué llamaste hoy
para qué querías pasar
para qué querés que me guste el sueco
pará
¿qué querés?
Ahora que ya te me habías ido
de lo cotidiano
del respirar de cada mañana
de las noches de insomnio
(aunque todavía seguías rondando mi poesía
mi desazón
el dibujo en mi cabeza
de algo parecido al amor)
Ahora
en el medio del ir y venir
cae tu llamado
irrumpe en esta noche
sigo sin entender
y sin entenderte.
Pedro Páramo
Hace 8 años.
2 comentarios:
Hola Gisella, pasando un ratito.
Solo te puedo decir que el amor se siente, no se entiende. Es algo que confunde a la razón y alimenta el espíritu. Pero no todo es amor; el amor es que es todo.
Yo ya lo sé Fran, gracias por pasarte por aquí.
Completamente de acuerdo con vos.
Incluso en eso de que no todo es amor.
Habrá sido, alguna vez, todo amor?
Publicar un comentario